jueves, 19 de febrero de 2015

Idea para atmósfera sonora





Cruzas la puerta principal del restaurante, entre dos grandes columnas. Los ruidos de la calle casi se pierden por completo. Hay gente impaciente esperando su turno -da la impresión de que es un lugar prestigioso- pero pasas de largo.  Caminas entre las mesas. En el fondo, un par de guitarristas tocan  una canción de Piazzolla. Escuchas fragmentos de conversaciones que generan  juntos un cuerpo extraño. Algunas risas se mezclan con trozos de comida. Un mesero pasa apresuradamente junto a ti, y por esquivarte, apunto está de tirar las copas que lleva.  Imaginas el estruendo del vidrio, y las conversaciones deteniéndose, por unos segundos. Logra mantenerlas en equilibrio, y continua caminando. Finalmente llegas a tu mesa. Es un momento álgido, así que se te recibe impersonalmente, casi como si fueras cualquiera, por unas cuatro personas que inmediatamente continúan su dialogo. Intentas dilucidar el argumento, pero te resulta imposible: todos hablan al mismo tiempo,  y solo pescas palabras sueltas. De un segundo a otro, eres agredido por algo que confundes con un fuerte mareo. La iluminación se torna arrítmica. Miras alrededor y los objetos se mueven, algunos se caen de la mesa. Una guitarra golpea el piso.Te pones de pie, dificultosamente. La gente ha empezado ya a buscar vehementemente la salida.  Todos gritan. No logras entender lo que está pasando, hasta que escuchas la palabra: temblor.  Las cosas se empiezan a hacer añicos a tu alrededor. Notas la fragilidad de tu cuerpo en contraposición con el concreto, y caes en un estado de impotencia. Estás ahí, y no puedes evitar lo que está pasando. Eres de los últimos en cruzar la puerta. Por fin, silencio. Miras las columnas de la entrada: no se mueven más, pero ya no te parecen solidas.